Tuber Melanosporum (Trufa negra)
Conocida como “el oro negro de la gastronomía”, la trufa negra o Tuber melanosporum Vittad es la protagonista de las plantaciones de truficultura en España. El aprecio de la alta cocina por su intenso e inconfundible aroma convierte a este hongo en uno de los más valorados en el mercado. Esta potencial rentabilidad, junto a las ayudas que diferentes Gobiernos Regionales ofrecen para este tipo de plantación, han llevado a muchos propietarios a reconvertir terrenos de agricultura tradicional a plantaciones de alto valor.
El Tuber melanosporum se desarrolla en suelos calizos, generalmente pobres, con alto contenido de arena y aireados. No son recomendables suelos arcillosos (>35%) y compactos, ya que no permiten la aireación necesaria para el hongo y el correcto desarrollo de las raíces de la planta huésped. Pese a poseer esta característica, los suelos de plantaciones truferas pueden ser corregidos localmente realizando nidos truferos con sustrato especial para truficultura.
La trufa negra crece debajo de la tierra (hipogeo) lo que le confiere una gran resistencia a las heladas y a la sequía. Aun así, este hongo necesita anualmente de 600-900 mm de agua. Aproximadamente 100 mm debe recibirlos en época estival (abril-mayo), por lo que se debe instalar riego para asegurar este aporte hídrico.
El hongo inicia su maduración al final del otoño y su época de recolección según la Normativa vigente en Castilla y León será del 1 de Diciembre al 15 de Marzo del año siguiente. La trufa negra aparece asociada principalmente a las especies Quercus ilex (encina) y Quercus faginea (quejigo), pero puede establecer simbiosis con otras especies como Quercus coccifera (coscoja) y Corylus avellana (avellano).